Un perro o gato con epilepsia puede llevar una vida perfectamente normal si recibe la medicación adecuada. La observación y las revisiones periódicas nos dirán con detalle como está su salud y, lo más importante, es que se reducirán o, en el mejor de los casos, desaparecerán los ataques convulsivos. Mariposa es la gata más dulce que nadie se pueda imaginar y para mí es un placer, y una prioridad, darle su medicación cada doce horas. Es lo menos que puedo hacer para agradecerle toda la dulzura y serenidad que le ha aportado a mi vida desde que sus patitas pisaron nuestra casa.