Originales, veganos… Complementos hechos a mano con cariño

Cambio de casa con perros y gatos

Consejos para un cambio de casa con perros y gatos

Creo que no me equivoco al decir que uno de los procesos más temidos para cualquiera es la mudanza a otra vivienda. Pero si tienes gatos, perros o gatos y perros, tienes que tomar en cuenta factores adicionales antes, durante y después del cambio de casa. Te cuento mi experiencia y algunos consejos.

Los trámites, la recogida de objetos, ropa y muebles, las idas y venidas… todo esto nos provoca un gran estrés a la hora del cambio de casa, y nuestros animales de compañía no están ajenos a estos trastornos. Incluso lo llevan peor porque no entienden qué es lo que sucede a su alrededor.

Por esto, es fundamental que pensemos en ellos a lo largo de todo el proceso y que hagamos todo lo que sea posible para hacer que la experiencia sea lo menos traumática posible, facilitándoles el acostumbrarse a su nuevo entorno.

LO PRIMERO, LAS CAJAS

En mi caso, comencé a recoger cosas mientras buscaba un nuevo domicilio. Sabía que tenía que irme, pero aún no tenía el sitio adecuado, así que mi nerviosismo era doble. Decidí que lo mejor era comenzar a empaquetar cosas por estancias, comenzando por la que menos visitaban Santiago y Mariposa, mis gatos.

Los gatos son más sensibles que los perros a los cambios en su entorno, no solo a nuestros hábitos, también a la posición de los muebles o a la sustitución de alguno de ellos. Pensé que lo más conveniente era ir recogiendo los objetos que menos utilizaba e ir dejando baldas y cajones vacíos para que ellos no notaran tanto la diferencia.

Me armé de todas las cajas de cartón que pude, en ello puedes recurrir a los supermercados, no suelen tener problema en facilitarte las que vayan vaciando, y comencé a llenarlas con cierto criterio: por prioridad a la hora de abrirlas, por uso, por peso, etc.

Es importante identificar cada caja. Es difícil hacer un listado de lo que hay en cada una, pero sí puedes enumerarlas y escribir fuera “libros”, “carpetas y documentos”, “artículos de oficina”, “herramientas”, etc. Si vas a guardar objetos muy pesados, utiliza cajas pequeñas. Las grandes resérvalas para ropa, lencería y otros elementos que sean más ligeros.

Cuando pude comenzar a visitar la nueva casa, lo primero que hice fue acondicionar el trastero: limpiarlo y colocar unas estanterías. El piso requería pintura y una limpieza más profunda, pero yo no quería esperar a que estuviese pintado para comenzar a trasladar mis cosas. Así que fui metiendo en el trastero las cajas que iba cerrando. Es también una manera de quitártelas de en medio mientras llenas otras.

Prepara el trastero
Nuestro amigo Chewie supervisa que el trastero esté en orden

En una mudanza, hay muchas cosas por hacer en el nuevo sitio. De repente, te ves yendo cada vez con más frecuencia para esperar a los instaladores de lo que sea, recibir pedidos, etc. Me fijé como meta no hacer ninguna de estas visitas sin, al menos, dos cajas. Es una manera de sacar más partido al tiempo y a los trayectos. Así que era parte de mi rutina llenar, al menos, dos cajas por día.

Un cambio de casa es el momento perfecto para hacer limpieza. Incluso para hacer un cambio radical a tu estilo en la decoración. No metas en ninguna caja nada que no tengas la seguridad de que vas a utilizar. Seguro que cerca de ti hay asociaciones protectoras de animales que organizan mercadillos solidarios… estarán encantados de recibir objetos vendibles y en buen estado. Dispón de una caja para llevar al Punto Limpio más cercano, recuerda que no todo vale para los contenedores de la esquina.

REPETA HORARIOS Y RUTINAS

Una vez recogidos todos los objetos de la primera habitación, dejé los muebles preparados para el momento de su traslado y comencé con las siguientes habitaciones, metiendo en cajas lo que no estaba usando: ropa de otras estaciones, utensilios de cocina de poco uso, objetos decorativos… Todo esto de la manera más relajada y ordenada posible, para que los peludos no se sintieran –ni me sintieran– alterados. Intenté modificar lo menos posible sus horarios de alimentación, medicación (en el caso de los gatos) y los paseos de Ana.

ANALIZA Y PREPARA EL NUEVO ESPACIO

Si tienes gatos, es importante analizar con antelación el nuevo entorno para detectar los mejores y peores sitios para ellos. Dispón de camas para ubicarlas en las zonas más soleadas, busca el mejor lugar para el arenero y los cuencos de agua y comida y asegura las ventanas con redes protectoras que impidan que tu gato salte por alguna.

Una vez que el piso estuvo pintado y limpio enchufé un par de difusores de Feliway. Este producto es un gran aliado para ayudar a tu gato a adaptarse a los cambios, ya sea a un nuevo entorno, como a la llegada de un nuevo miembro a la familia, humano o animal, porque es un complejo de Feromonas Felinas que proporciona un mensaje de mayor tranquilidad a los gatos, porque impregna el ambiente de aromas propios de su especie que no son perceptibles para los humanos.

EL DÍA DEFINITIVO

Mientras se iba acercando el desenlace de tan angustioso proceso, yo no hacía más que pensar en la logística final. Lo que sí tenía claro es que todos lo muebles deberían ser trasladados el mismo día para evitarle a los peludos ver huecos en la casa. Para ello, procuré llevarme antes, poco a poco, el mobiliario pequeño: sillas, mesillas, alfombras, cojines, plantas, dejando para el final lo más voluminoso y pesado.

Otra cosa que me preocupaba era qué haría con ellos mientras se hacía la recogida final, porque habría un tránsito inusual de personas en casa, ruido y, sobre todo, puertas abiertas por donde cualquier gato o perra alarmada podría encontrar una vía de escape. No estaba convencida de dejarlos un día o dos en casa de alguien cercano, porque pensé que esa transición podría aumentar su estrés y resultar contraproducente.

Así que decidí que lo mejor, durante el último día en la antigua casa, era que estuviesen en mi habitación todo el tiempo que fuese posible, sacando los muebles del resto de la casa primero. Una vez hecho esto, dispuse en el salón las camas y los cuencos de los tres y el arenero de los gatos. Sacamos los muebles de la habitación, se cerró el vehículo que cargamos con todo e inmediatamente, los preparé para el traslado en mi coche.

Hay que tomar en cuenta que tanto Santiago como Mariposa son epilépticos. Los ataques de Mariposa, por suerte, son esporádicos. Pero los de Santiago son más frecuentes de lo que me gustaría y, en los peores casos, pueden repetirse a lo largo de un día. Sospecho que las situaciones agobiantes detonan las crisis, así que debía estar preparada por si le daba un ataque dentro del coche.

ME DICEN LOCO POR HABLAR CON MI PERRO… LOCOS QUIENES LO TIENEN Y NO HABLAN CON ÉL

Con la ayuda de un gran amigo, amante de los animales, metí a cada gato dentro de un transportín. Mariposa y Ana, mi perrita, en el asiento de atrás y Santiago, a mi lado, adelante, y bien asegurados todos. Aunque estábamos en pleno invierno, bajé un poco las ventanillas para que sintieran el aire, y fui hablándoles durante todo el camino.

Sí, puede que pienses que hablar con animales que es de locos, pero no. Escuchar tu voz, más cuando estás –o lo intentas, en mi caso, ese día– en un estado de serenidad, les infunde tranquilidad. No sé que estarían pensando, claro, pero espero que haya sido algo parecido a “Hoy todo está patas arriba, pero si la humana sigue hablando como siempre, supongo que todo está bien”.

Bienvenidos a nuestra nueva casa
Ana os da la bienvenida a nuestro nuevo hogar

Por suerte, el paseo en coche estuvo bien. No hubo ataques, sí algún maullido. Ana, para variar, no se mareó. Los amigos que me ayudaron a trasladar los muebles en su furgoneta aún no habían llegado, según lo previsto. Así que aproveché el tiempo para permitir a los peludos dar una vuelta por la nueva casa para luego dejarles, a puerta cerrada, en una habitación con todo lo necesario: camas, agua, arenero…

Cuando ya todo estuvo dentro de casa, aunque, junto con tres amigos, hubo lucha para armar el arcón de la cama, les abrí la puerta y, para mi sorpresa, estuvieron explorando el lugar y acercándose a todos, sin importar los martillazos.

Aquella sería nuestra primera noche allí así que, cuando nos quedamos solos, puse ropa de cama limpia, pero dejé el protector de colchón que habíamos estado usando desde hace unos días, para que sintieran un olor familiar. Cuando volví a la habitación después de haber estado arreglando un poco el salón ¡me los encontré a los tres en mi cama ¡como si nada hubiese pasado!

La primera noche en la nueva casa
“¿Qué dices? ¿Qué nos hemos cambiado de casa? No nos hemos enterado”

APARECE EL DESEADO RÓTULO “DOS MESES DESPUÉS”

Ya han pasado dos meses desde el cambio de casa. Hace pocos días desenchufé el difusor de Feliway. Ana ya tiene una gran amiga en el edificio. Los gatos ya tienen nuevas rutinas, por ejemplo, a Mariposa le ha dado por pasar ratos dentro de la bañera y Santiago no sale de la cocina hasta que no termina de cenar o desayunar su paté favorito. Yo sigo deshaciendo cajas, sin prisa pero sin pausa. Espero terminar algún día.

Pero lo importante es que lo peor ya pasó. Ahora estamos en sitio mucho mejor, rodeados de naturaleza. Los peludos se han adaptado perfectamente, mejor y mucho más rápido de lo que pensaba.

Y yo retomo el blog de Kucoo. No había vuelto a escribir desde que Lola se fue, dejándome con el corazón hecho pedazos. Pensé que Kucoo desaparecería con la ausencia de su musa. Pero hoy estoy aquí, tratando de ayudarte con nuestra vivencia si tienes previsto un cambio de casa con tus gatos y/o perros.

Lola, va por ti, porque te echo de menos y te habría encantado, como a mí, estar aquí.

Dedicado con cariño a nuestros nuevos caseros.

Fin