En los tiempos que corren, la palabra emprendedor se ha puesto de moda. Frases como ‘tus ideas valen mucho’, ‘saca adelante tu proyecto’ o ‘crea tu propia empresa a partir de tu sueño’ se repiten a diario con palabras diferentes y en boca de muy variados personajes. Y aunque la realidad es bastante diferente a lo que se pinta en conferencias y discursos, lo que sí es cierto es que es muy gratificante trabajar por un proyecto propio, aunque requiere esfuerzo y una muy buena dosis de fe y perseverancia.
Kucoo Hecho a Mano comenzó con un collar para Lola y, aunque no hemos llegado ni a la décima parte del camino que queremos recorrer, hemos andado bastante. Muchas ideas se van quedando en el tintero, porque son de difícil realización, por que ‘parecen’ descabelladas o por que no son lo suficientemente fuertes como para creer en ellas.
Lo cierto es que, como muchos ya sabéis, comenzar es duro, pero ser constante lo es mucho más. Mientras ese sueño o proyecto no alcance el éxito, o lo que una empresa entiende como “la productividad”, es necesario ganarse el pan trabajando en otra cosa, lo que lleva al emprendedor-soñador a realizar dos actividades de manera paralela: una te alimenta el cuerpo y la otra, como me sucede a mí, te alimenta el alma y la ilusión.
Durante las horas laborables me entrego por completo a mi trabajo, porque me gusta y es mi compromiso. El resto del tiempo mi cerebro vuela diseñando nuevos productos, pensando en materiales que no sé si existen, combinando colores y tejiendo un futuro para mi joven marca. Y luego vienen las horas dedicada a las pruebas, los prototipos, las costuras y mi huerto urbano, Lola, mi casa y esas otras tareas que todos conocemos muy bien.
Como diseñadora, tener una marca propia era un gran reto. Sabía que podía ser una experiencia gratificante o tremendamente complicada porque, al no tener a un cliente marcando las pautas, el exceso de libertad podía convertirse en mi perdición. Ahora, que los primeros pasos ya se han dado, puedo decir con satisfacción que lo estoy disfrutando plenamente, y es justo el disfrute, el ingrediente fundamental que siempre trato de añadir a todos mis trabajos. Estoy convencida, y mi propia experiencia lo avala, de que cuando te diviertes haciendo algo el resultado lo refleja. Y no todos los trabajos son divertidos, pero cuando alguien como yo, que necesita disfrutar para aumentar su productividad, se topa con una labor tediosa, es seguro que buscará la manera de sacarle el lado divertido a la labor.
Sólo la ilusión y la fe que le tengo a mi pequeño proyecto me da la fuerza para dividir mi tiempo en tantos trocitos. Sé que no sólo me pasa a mi, sino a cientos o miles de personas a las que, como a mi, la crisis les ha llevado, por suerte, a investigar otras posibilidades porque, como siempre digo, es imprescindible tener un plan B aunque, sin prisa pero sin pausa, trabajo para que Kucoo Hecho a Mano sea más que mi gran plan A: quiero que sea mi modo de vida, que alimente mis sueños de cada día y seguir diciendo, con mucho orgullo, que es más la marca de Lola que la mía, porque ese corazón con patas en la gran musa de este proyecto.
Dicen que soñar no cuesta nada y así es. Sueña, sueña, sin descanso, sin límites, porque las mentes que sueñan se abren a grandes ideas y nunca se sabe cuando una de esas ideas se puede convertir en tu gran proyecto de vida.